Historia
El Museo de Historia Natural, fundado el 28 de febrero de 1918, es una dependencia del Rectorado de la Universidad encargada de colectar, investigar y exhibir organismos y muestras representativas del Patrimonio Natural del Perú y de la humanidad en lo referente a la Flora, Fauna y Gea, a fin de generar conocimiento científico e impartirlo a todo nivel. Los ejemplares de tales muestras se estudian, conservan y custodian en el Museo, formando Colecciones Científicas Especializadas.
Creación del Museo de Historia Natural
El Museo de Historia Natural fue fundado el 28 de febrero de 1918 en sesión extraordinaria de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, presidida por su decano doctor Enrique Guzmán y Valle, y que contó con la presencia del rector de la Universidad, doctor Javier Prado, y de su principal promotor, doctor Carlos J. Rospigliosi Vigil.
El doctor Carlos Rospigliosi desde que fue nombrado catedrático de Zoología en 1913 en la Facultad de Ciencias de San Marcos había tratado de crear un verdadero museo, pues el Gabinete de Historia Natural de esta facultad, era muy deficiente. El proyecto contó desde un inicio con el auspicio del rector de la Universidad, y del decano de la Facultad de Ciencias.
En la sesión de fundación del Museo se reconoció la destacada labor emprendida un año antes por el doctor Carlos Rospigliosi, y por unanimidad se le otorgó un voto de aplauso, nombrándolo “Director y Fundador del Museo de Historia Natural”.
El encargado de realizar los planos para la construcción del edificio del Museo de Historia Natural fue el ingeniero Basurco, docente de la propia Universidad. Para dicho objetivo la Universidad destinó inicialmente la suma de dos mil libras de oro, y el mismo rector Javier Prado contribuyó con sus fondos particulares. Prado apoyó entusiastamente el proyecto pues sostenía que un museo de investigaciones era indispensable para los intereses del país, por lo que no omitiría esfuerzo alguno para la construcción del mismo. Asimismo, la Comisión Económica del Consejo Universitario consignó una partida de los fondos generales de la Universidad para los futuros empleados del Museo.
El personal inicial del Museo estaba constituido por un jefe conservador y tres jefes de áreas correspondientes a las secciones de Zoología, Botánica y Mineralogía, quienes integraron las primeras expediciones científicas que recolectaron las primeras muestras de los tres reinos naturales que sirvieron de base para la instalación del Museo y de su primer material de estudio.
La primera expedición científica universitaria la organizó el mismo Rospigliosi en abril de 1918 y en ella tomaron parte profesionales de las distintas ramas científicas, aportando materiales de fauna, flora y minerales de los departamentos de Junín y Huánuco. En esta expedición se realizaron estudios, mediciones y evaluaciones de los recursos naturales de dichos departamentos. La segunda expedición, nombrada por la Sociedad Geográfica de Lima se realizó en 1920, en la que figuró el explorador del Polo Sur, profesor Otto Nordenskjold, y que recorrió parte de la sierra y de la montaña del departamento de Junín.
El doctor Rospigliosi en un oficio dirigido al decano de la Facultad de Ciencias en 1918 señalaba que “con la creación del Museo de Historia Natural, la Universidad aspira a concurrir en forma práctica al desarrollo científico e industrial del país sobre la base del conocimiento integral de los recursos naturales que encierran entre los límites del territorio de la República”.
Rospigliosi indicaba asimismo que dentro de su función educacionista interna, la existencia del Museo, permitirá a los catedráticos de la Universidad el fácil desenvolvimiento de los capítulos referentes a la Sitemática o descripción de especies de sus respectivos cursos, mediante la enseñanza objetiva de los productos de los tres reinos de la naturaleza, utilizando material netamente nacional. Esta circunstancia a la vez que contribuye al preferencial conocimiento de las especies naturales que lógicamente, deben tener más interés para los peruanos porque de ellas dispone el país, favorece directamente y casi sin que lo sienta el alumno, el aprendizaje de la geografía patria, de que tanto necesita la juventud y desarrolla óptima y virilmente el espíritu nacionalista de las nuevas generaciones, haciéndoles saber que son poseedores de valiosas fuentes de riqueza que está en su deber conservar celosamente porque en su explotación racional y científica, se asienta la base del futuro engrandecimiento de su patria.”
Señala también Rospigliosi que “en sus producciones educacionistas externas, la Universidad traduce con su Museo, el grado de cultura y preparación científica de su personal, formula el inventario de la capacidad económica del país y marcha al encuentro de los espíritus selectos, peruanos o extranjeros que anhelan hacer estudios científicos e industriales de los productos de nuestro suelo ahorrándoles el ingente gasto de energía que demanda su recolección y poniendo liberalmente a su alcance los materiales ya colectados, ordenados y clasificados.”
“Y, finalmente, –concluía Rospigliosi– como expresión de las orientaciones del momento, con la creación del Museo, la Universidad hace de este modo labor eficaz de progreso nacional positivo, tal como hoy se entiende en todo el país civilizado el progreso; es decir, en el sentido de desarrollar y acrecentar la potencialidad económica del suelo fomentando toda obra que contribuya a estimular la explotación de sus riquezas y orientando al Gobierno de manera que su aprovechamiento represente efectivamente, capitalización en el país, bienestar individual y colectivo, en una palabra, bienestar nacional”.
En sus lineamientos generales sobre la orientación que tendría el Museo de Historia Natural, el doctor Carlos Rospigliosi señaló en 1918 lo siguiente:
El Museo de Historia Natural, fundado el 28 de febrero de 1918, es una dependencia del Rectorado de la Universidad encargada de colectar, investigar y exhibir organismos y muestras representativas del Patrimonio Natural del Perú y de la humanidad en lo referente a la Flora, Fauna y Gea, a fin de generar conocimiento científico e impartirlo a todo nivel. Los ejemplares de tales muestras se estudian, conservan y custodian en el Museo, formando Colecciones Científicas Especializadas.
Creación del Museo de Historia Natural
El Museo de Historia Natural fue fundado el 28 de febrero de 1918 en sesión extraordinaria de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, presidida por su decano doctor Enrique Guzmán y Valle, y que contó con la presencia del rector de la Universidad, doctor Javier Prado, y de su principal promotor, doctor Carlos J. Rospigliosi Vigil.
El doctor Carlos Rospigliosi desde que fue nombrado catedrático de Zoología en 1913 en la Facultad de Ciencias de San Marcos había tratado de crear un verdadero museo, pues el Gabinete de Historia Natural de esta facultad, era muy deficiente. El proyecto contó desde un inicio con el auspicio del rector de la Universidad, y del decano de la Facultad de Ciencias.
En la sesión de fundación del Museo se reconoció la destacada labor emprendida un año antes por el doctor Carlos Rospigliosi, y por unanimidad se le otorgó un voto de aplauso, nombrándolo “Director y Fundador del Museo de Historia Natural”.
El encargado de realizar los planos para la construcción del edificio del Museo de Historia Natural fue el ingeniero Basurco, docente de la propia Universidad. Para dicho objetivo la Universidad destinó inicialmente la suma de dos mil libras de oro, y el mismo rector Javier Prado contribuyó con sus fondos particulares. Prado apoyó entusiastamente el proyecto pues sostenía que un museo de investigaciones era indispensable para los intereses del país, por lo que no omitiría esfuerzo alguno para la construcción del mismo. Asimismo, la Comisión Económica del Consejo Universitario consignó una partida de los fondos generales de la Universidad para los futuros empleados del Museo.
El personal inicial del Museo estaba constituido por un jefe conservador y tres jefes de áreas correspondientes a las secciones de Zoología, Botánica y Mineralogía, quienes integraron las primeras expediciones científicas que recolectaron las primeras muestras de los tres reinos naturales que sirvieron de base para la instalación del Museo y de su primer material de estudio.
La primera expedición científica universitaria la organizó el mismo Rospigliosi en abril de 1918 y en ella tomaron parte profesionales de las distintas ramas científicas, aportando materiales de fauna, flora y minerales de los departamentos de Junín y Huánuco. En esta expedición se realizaron estudios, mediciones y evaluaciones de los recursos naturales de dichos departamentos. La segunda expedición, nombrada por la Sociedad Geográfica de Lima se realizó en 1920, en la que figuró el explorador del Polo Sur, profesor Otto Nordenskjold, y que recorrió parte de la sierra y de la montaña del departamento de Junín.
El doctor Rospigliosi en un oficio dirigido al decano de la Facultad de Ciencias en 1918 señalaba que “con la creación del Museo de Historia Natural, la Universidad aspira a concurrir en forma práctica al desarrollo científico e industrial del país sobre la base del conocimiento integral de los recursos naturales que encierran entre los límites del territorio de la República”.
Rospigliosi indicaba asimismo que dentro de su función educacionista interna, la existencia del Museo, permitirá a los catedráticos de la Universidad el fácil desenvolvimiento de los capítulos referentes a la Sitemática o descripción de especies de sus respectivos cursos, mediante la enseñanza objetiva de los productos de los tres reinos de la naturaleza, utilizando material netamente nacional. Esta circunstancia a la vez que contribuye al preferencial conocimiento de las especies naturales que lógicamente, deben tener más interés para los peruanos porque de ellas dispone el país, favorece directamente y casi sin que lo sienta el alumno, el aprendizaje de la geografía patria, de que tanto necesita la juventud y desarrolla óptima y virilmente el espíritu nacionalista de las nuevas generaciones, haciéndoles saber que son poseedores de valiosas fuentes de riqueza que está en su deber conservar celosamente porque en su explotación racional y científica, se asienta la base del futuro engrandecimiento de su patria.”
Señala también Rospigliosi que “en sus producciones educacionistas externas, la Universidad traduce con su Museo, el grado de cultura y preparación científica de su personal, formula el inventario de la capacidad económica del país y marcha al encuentro de los espíritus selectos, peruanos o extranjeros que anhelan hacer estudios científicos e industriales de los productos de nuestro suelo ahorrándoles el ingente gasto de energía que demanda su recolección y poniendo liberalmente a su alcance los materiales ya colectados, ordenados y clasificados.”
“Y, finalmente, –concluía Rospigliosi– como expresión de las orientaciones del momento, con la creación del Museo, la Universidad hace de este modo labor eficaz de progreso nacional positivo, tal como hoy se entiende en todo el país civilizado el progreso; es decir, en el sentido de desarrollar y acrecentar la potencialidad económica del suelo fomentando toda obra que contribuya a estimular la explotación de sus riquezas y orientando al Gobierno de manera que su aprovechamiento represente efectivamente, capitalización en el país, bienestar individual y colectivo, en una palabra, bienestar nacional”.
En sus lineamientos generales sobre la orientación que tendría el Museo de Historia Natural, el doctor Carlos Rospigliosi señaló en 1918 lo siguiente:
- Recolección y estudio sistemático de las muestras de los tres reinos de la naturaleza, que se encuentran en nuestro territorio a fin de darle al Museo carácter estrictamente nacional.
- Proporcionar a la Universidad el material necesario para nacionalizar la enseñanza.
- Formar con los duplicados de las especies, pequeñas colecciones destinadas a los colegios y escuelas a fin de que en ellas se disponga de muestrarios exclusivamente nacionales; y para que resulte más completo el objeto que se persigue, la catalogación de los muestrarios se hará atendiendo a la división de la Costa, Sierra y Montaña, con el objeto de facilitar en cada una de estas zonas el conocimiento de los recursos locales, cuando menos.
- Organizar el Museo, cuando se tenga colecciones verdaderamente apreciables enviarlas al extranjero para dar a conocer nuestros recursos, solicitando al mismo tiempo canjes de sus productos peculiares destinados a incrementar las colecciones clásicas.
- Hacer investigaciones biológicas e industriales en conformidad con las necesidades nacionales que sean capaces de ser satisfechas por determinadas especies.
- Puestas las bases del Museo y dados los estudios de investigación que en el se hagan, es lógico suponer que sea una verdadera escuela de investigadores, porque opino que el Museo debe tener las puertas abiertas para todos los que se encuentren capacitados para emprender esas clases de estudios.
- Del Museo de Historia Natural debe derivarse también, el Museo Nacional de industrias y el comercial. Para lo cual cada muestra de cada sección debe ser estudiada bajo ese aspecto, a fin de que las personas que visiten el Museo puedan apreciar por sucintas descripciones la utilidad de los productos exhibidos.
- Formar un mapa lo más completo posible de cada departamento señalando sus productos naturales y los que a su vez pueden importarse en relación con la climatología del lugar para su consiguiente adaptación en la zona, aumentando así la fuente de riqueza del país.
- Dar conferencias por lo menos una mensualmente, sobre las especies recolectadas y estudiadas por el Museo.
- Vulgarizar y dar publicidad a los trabajos realizados mediante la impresión de trabajos monográficos y de memorias generales.